3 iniciativas para aprender sobre regeneración
Seguimos descubriendo historias asombrosas
Caracas, 13 de febrero de 2022
Buenos días Terrícola,
Empiezo con la continiuación de crónica caraqueña, porque yo necesito compartir esto que estoy viviendo.
Y sí, ¡ya van dos semanas sin recibir agua “corriente”! Aunque un vecino logró que trajeran un camión con una cisterna de agua para rellenar los tanques de esta calle y de momento, logramos estirar la que tenemos.
Cuando vuelva a casa, espero ser capaz de recordar todo lo que tenemos que agradecer y defender por allá.
De momento, por aquí sigo sin moverme mucho de casa, porque como sabes, hago falta por aquí, pero sí he hecho un par paseos que me llenaron de vida.
Empiezo por el más mágico. Los domingos cierran la Cota Mil para hacer deporte. Es esa gran avenida que está pagada al Ávila (la montaña), y que está tan cerca de mi casa.
Así que hace un par de domingos me fui a caminarla con mi amigo Víctor, del que también te hablé en la carta de hace 15 días y que estaba casualmente en Caracas después de años sin venir.
Víctor y yo entramos en la montaña sin planearlo mucho, como dos turistas en su ciudad y, por irnos por el camino más fácil, porque Víctor no iba muy bien preparado para la aventura, llegamos a Quebrada Quintero. ¡Felicidad pura!
Aunque no lo creas, esa cascada de la foto de arriba está a solo 7 mil pasos de la puerta de la casa de mi familia.
El otro paseo que he hecho en estas dos semanas fue con otra querida amiga, Carito. Después de comer, nos fuimos a un “pueblito” llamado El Hatillo, que realmente forma parte de Caracas desde hace muchísimos años pero aún conserva sus pequeñas casas de colores llenas de encanto.
Cuando vivía aquí me encantaba ir a cenar a una linda pizzería, que además tenía una pastelería en la planta inferior, perfecta para merendar. Se llama Das Pastelhouse y fue muy emocionante verla casi intacta. En mis historias destacadas de Instagram he ido dejando algunas escenas de estas mini aventuras y de los pajaritos que me despiertan cada mañana mañana.
Y una “fe de erratas” antes de acabar la crónica de hoy: En una de mis cartas pasadas te decía que nos detuvieron los militares y que había visto muchos en esa misma Cota MIl. Realmente eran policías. Me confunden estos uniformados.
Y ahora sí, vamos a entrar en el tema de esta semana, que es la regeneración.
Cristina Camarena nos contaba más o menos eso que acabas de leer en el segundo episodio del podcast Flores en el Asfalto, y en esta carta quiero profundizar un poco en un par de proyectos que nos presentó en esa conversación.
Y es que dentro del concepto de la regeneración, es fascinante lo que nos ofrece la agricultura regenerativa, que nos recuerda que un planeta sano, necesita un suelo sano. Y que al devolver la vida al suelo a través de la regeneración, facilitando los procesos naturales y biológicos de la tierra, podemos producir alimentos saludables que, a su vez, contribuyen directamente con este proceso de sanación. Y no solo eso, por este camino, mejoramos la calidad del aire y del agua también, la calidad de vida de las comunidades, la biodiversidad y mucho más.
Uno de los proyectos de los que nos habló Cristina es A Regenerar, y está asentado en el altiplano estepario del sureste ibérico, en Andalucía. Como me quedé con ganas de saber más, los contacté directamente.
Rodrigo me explicó que A Regenerar nace de un grupo de amigos que hace dos años y pico -a raíz del COVID- decidieron cambiar de vida, dejar la ciudad e irse a vivir al campo para aprender sobre agricultura regenerativa, restauración de ecosistemas y regeneración rural.
Al comienzo iban a una finca llamada La Junquera, donde estaban haciendo ya agricultura regenerativa, para aprender formando parte de la comunidad que colaboraba en el proyecto.
Así fueron ido formándose y “buscándose la vida” para poder enfrentarse a los problemas medioambientales y climáticos, y “hacer de ellos una oportunidad”.
Siempre a partir de lo que mejor saben hacer: a través de la comunicación. De hecho, se presentan como los primeros influencers regenerativos de España.
Empezaron creando una cuenta en Instagram en la que comparten todo su proceso de aprendizaje, para crear consciencia. Han apostado por un formato actual, con una comunicación positiva, para dar a conocer las soluciones que nos ofrece la regeneración en entornos rurales. ¿Para qué? Para dar esperanza. Esperanza bien fundada, me permito añadir yo.
Por otro lado y para hacer económicamente sostenible esta aventura , montaron una suerte de agencia digital desde la que ayudan a iniciativas del sector regenerativo en comunicación y marketing. “Básicamente les ayudamos a gritar al mundo su trabajo y a hacer un escaparate de lo que hacen”.
También se involucran en campañas de reforestación, colaboran con otros agricultores, trabajan su propia tierra y tienen un huerto (que seguro que cada día les da más frutos). En su linktree puedes saber más sobre los proyectos con los que están colaborando actualmente.
Me cuentan que aman su trabajo porque les permite colaborar con iniciativas 100% regenerativas relacionadas con educación, agricultura, y mundo rural haciendo lo que les gusta hacer y aprendiendo a su lado.
También les he preguntado cómo podemos apoyarlos:
“(Queremos) llegar a más y más gente, porque nuestra máxima es concienciar al mundo y dar esperanza al mundo sobre la regeneración, atraer atraer gente al mundo rural. (…)Hay mucho que regenerar y, con más gente en el campo, podemos revitalizarlo al mismo tiempo que luchamos contra la crisis climática, regenerando los cultivos, dándole vida a los pueblos, favoreciendo el consumo de cercanía y muchas otras cosas más.
Su trabajo es, en definitiva, un llamado a volver de la ciudad del campo, a la vida saludable y a los buenos alimentos. Y nos recuerdan que podemos teletrabajar en el campo, dándole vida a las zonas rurales, como lo hacen ellos.
En la entrevista, Cris Camarena también me habló de Biela y Tierra.
Sonaba tan bien esa mezcla de bici y Tierra que también decidí contactarlas directamente.
Es un proyecto que nació por azar, me dicen, y que tiene muchos kilómetros e historias a cuestas ya.
Para Edurne Caballero y Ana Santidrián la bici es mucho más que un medio de transporte: es una manera de entender el mundo y de implicarse. Por eso el 1 de junio de 2019, este par de mujeres cogieron sus bicicletas y pedalearon casi 3000 km para visitar 150 iniciativas del mundo rural. Iniciativas que demuestran con su trabajo diario que nuestra alimentación puede ser motor de cambio.
Y en eso siguen hoy. Biela y Tierra investiga, visita y comunica iniciativas rurales que son alternativas reales frente a las crisis complejas de nuestros tiempos. Sus pilares son la movilidad sostenible, la agroecología, la soberanía alimentaria y el ecofeminismo. Atravesados por dos ejes transversales que ellas llaman Mundo rural vivo y Consumo consciente y transformador.
Sostienen que las claves de futuro están en nuestros pueblos, y que la gente necesita y busca una comunicación honesta, pausada y directa, así que en ello ponen todo su empeño.
Biela y Tierra es un proyecto colaborativo de comunicación y al mismo tiempo es un espacio de convivencia y de encuentro que busca impulsar alternativas que nos acerquen a un futuro amable para todas las personas.
Hoy llevan casi 5.000 km recorridos en bicicleta para visitar y dar visibilidad a más de 200 iniciativas, a través de diversos formatos y plataformas. Además realizan talleres y charlas de sensibilización y colaboran con proyectos súper diversos, siempre explorando nuevas formas de comunicar.
Además de los proyectos propios, también ofrecen servicios a otras entidades de investigación y comunicación, creación de actividades educativas y de materiales didácticos, organización y facilitación de jornadas especializadas y más.
Siempre con el objetivo de generar comunidad, y sinergias, y hacer red.
En 2021 publicaron el libro Biela y Tierra en ruta.
También han colaborado con la compañía de teatro El mar del Norte para la creación del Teatro Foro sobre Soberanía Alimentaria “Y si mueren los Tritones”. Te dejo el teaser:
Si conoces una iniciativa rural que deba ser contada, ellas querrán saber más. Además, me cuentan que pronto abrirán la posibilidad de formar parte de la Asociación Biela y Tierra como “Amistades de Biela y Tierra”, así que presta atención a sus redes. Aquí te dejo su cuenta de Instagram.
Si quieres bajar a tierra todo esto de la regeneración, además de explorar los contenidos que crean Biela y Tierra y A regenerar, te recomiendo ver el documental Regenerators 2040.
El director, guionista y protagonista es el australiano Damon Gameau. Tiene una niña de 4 años -Velvet- y como buen padre informado, se enfrenta a esa ecoansiedad que te hace preguntarte “¿qué mundo voy a dejar a mí pequeña?”
Y decide darle una vuelta al mundo buscando alternativas que son ya una realidad y que pueden transformar el mundo de tal manera que el 2040, en lugar de ser la antesala del apocalipsis, nos traiga un mundo más justo, saludable y armonioso con la naturaleza.
Es una película interesante y bonita que trata de recordarnos “aquello por lo que tenemos que luchar, más que aquello contra lo que tenemos que luchar”.
Por ejemplo, muestra cómo la que la naturaleza se regenera rápidamente cuando le devolvemos las condiciones adecuadas a través de proyectos de agricultura regenerativa. Es inspirador ver cómo logran devolver la vida al suelo, aumentar la productividad, secuestrar CO2 de la atmósfera, generar trabajo de calidad y producir alimentos buenos para las personas y para la tierra. Es decir, hacer de la agricultura parte de la solución en lugar del centro de los problemas.
Este documental también visita un santuario en el que se está trabajando en la reinserción de especies en peligro de extinción con resultados muy emocionantes, así como un proyecto de permacultura marina que logra revertir la acidificación de los océanos y recuperar especies marinas a partir del cultivo sostenible de algas que tienen múltiples usos. Todo sin dejar de lado proyectos de microredes de energías limpias que están transformando a comunidades en condiciones de vulnerabilidad, proyectos de transporte por demanda y muchas otras iniciativas que nos recuerdan que si nos involucramos activamente y decidimos formar parte de estas iniciativas transformadoras, el 2040 puede ser un buen año después de todo.
De momento, solo he encontrado el documental en inglés, en Documentary Mania, pero abierto a todo público. Te dejo también el trailer.
Si lo ves, me encantaría saber qué opinas sobre su particular utopía hipermoderna. Igual es un buen tema de debate para el primer encuentro virtual temático con las mecenas de La Ecocosmopolita. :)
Y ahora, un poco de ”publi”: el próximo episodio de mi podcast Flores en el Asfalto va a entrar en un terreno tan polémico como apasionante: el poder del lenguaje como transformador de realidades.
¿Eres de las personas que piensan que es ridículo querer luchar contra la descriminación cambiando la forma en la que nos expresamos? ¿O de las que se estresan por sentir que es muy complicado escoger las palabras correctas en nuestros días? ¿O tú sí crees que nuestras palabras pueden ayudar a lograr cambios profundos en temas urgentes que van mucho más allá de la diversidad sexual y de género, o la discapacidad, -medioambiente incluido-? En cualquiera de estos casos, te recomiendo estar alerta al episodio que viene, que nos llevará a Argentina.
Tendremos una conversación interesantísima con una lingüista encantadora especializada en estos temas, que creo que no dejará indiferente a nadie.
Mientras tanto y por si aún no lo has escuchado, te dejo con el episodio anterior, dedicado a Cris Camarena, fundadora y directora de la revista Pantera.
Y antes de despedirme te recuerdo que mientras siga en Venezuela, que será al menos por 3 semanas más, tienes disponible una promoción para unirte a las suscripciones de pago y apoyar económicamente mi trabajo de divulgación y comunicación, que en este momento puede ser una ayuda muy valiosa para mí.
¿Te animas si no lo has hecho aún? Tendrás un 15% de descuento para siempre y, si escoges una suscripción anual y estás en Espala, te enviaré un ejemplar impreso de mi libro Residuo Cero, Comienza a restar desde casa.
Y ahora sí, hasta la próxima. Pero ya sabes: mantén los ojos bien abiertos a esas flores que crecen en el asfalto (¡y sigue enviándome fotos!).
Un abrazo,
Yve Ramírez
La Ecocosmopolita