Cruzamos una frontera sin saberlo
Corales, barreras, libros, música libre y otras historias
Terrícola,
Aprovechando que tenía un par de días libres, me fui con mi hija menor a un pueblito de la costa que está casi tocando Francia.
Me cuesta convencer a esta jovencilla de grandes aventuras, pero la idea de cruzar la frontera andando —sin billetes ni pasaporte, solo con nuestros pies— fue suficiente para ponerla en marcha.
Todo estaba espléndido, rebosante de flores silvestres y Amanda iba feliz, casi desbordada de tanta belleza.
La montaña salpicada de colores, aromas, cantos de pájaros.
El Mediterráneo, siempre hermoso...
Algunos tramos del camino parecían obra de un paisajista: en perfecta armonía se turnaban margaritas, lavanda, amapolas, muchas otras flores cuyos nombres desconozco y, claro está, montones de dientes de león.
Por cierto, ¿sabías que el 27 de abril se celebró el día del Diente de León?
Apuesto a que no.
Yo tampoco lo sabía hasta que mi amigo Paco, lector de estas cartas, me compartió este artículo.
Antes de seguir, te cuento que esta entrega de Las Cartas de La Ecocosmopolita tiene a la cosmética ecológica de Matarrania como mecenas y esta semana tienen una súper promo en protectores solares.
Más abajo te la explico y te dejo un cupón para un descuento extra.
El diente de león es un campeón de la naturaleza
Los dientes de león que crecen en la ciudad son grandes supervivientes. Han aprendido a resistir el calor del asfalto, las nevadas y la sal de las carreteras y hasta nuestras pisadas o las aspas de las podadoras.
Y no solo están para sacarnos una sonrisa al encontrarlos a nuestro paso.
La cosa funciona así: gracias al viento, las semillas del diente de león llegan volando a los lugares más inesperados. Logran germinar donde cualquier otra planta fracasaría. Aparecen expertas raíces capaces de adaptarse a situaciones extremas. El brote se convierte en una plantita que florece. Y ya tenemos un rincón seguro para polinizadores.
Un estudio realizado en praderas urbanas del Reino Unido concluyó que el diente de león puede llegar a ofrecer hasta el 90 % del néctar y el 80 % del polen que consumen los insectos en primavera.
Y que más de 200 especies de polinizadores dependen de ellos para alimentarse.
Polinizadores que a su vez son los que permiten que otras especies vegetales encuentren también su espacio en la ciudad.
Los dientes de león son esas flores en el asfalto que abren camino a las otras.
Y hay quien los llama maleza.
(Aquí puedes leer el artículo completo).
Por los corales
Caminando entre España y Francia, entre dientes de león y amapolas, me di cuenta de que llevábamos muchas horas al sol. De esas que los dermatólogos nos advierten que hay que evitar porque, aunque estamos aún en primavera, aquella parecía una mañana de verano.
Pero Amanda, que había olvidado su gorra y es lo más blanco de mi familia mestiza, no se quemó ni un poco. (No intentar repetir la hazaña).
Usamos los protectores solares de Matarrania —de 50 SFP para el rostro y de 30 SFP para el cuerpo— y, efectivamente, pasaron la prueba del sol con nota muy alta.
Pero no solo eso: también pasaron la prueba de experiencia de la exigencia familiar.
Tanto Mauricio como Amanda les dieron el visto bueno a ambos protectores. Y eso sí que es un milagro. Porque por años, si acaso, han tolerado alguna de mis cremas solares con filtros físicos. Y es que ya sabes. Son más densos y difíciles de aplicar, y suelen dejar un característico efecto fantasmal, así que acaban odiándolos.
Estos se extienden muy bien y prácticamente no se notan. Y lo dicen ellos.
Esto no te lo digo como una recomendación, sino como una petición:
Escoge la crema solar que más te guste, pero evita los protectores solares que contienen filtros químicos y escoge filtros minerales.
¿Por qué? Porque los primeros tienen un impacto letal en ecosistemas marinos, especialmente en los arrecifes de coral.
Está demostrado que la oxibenzona, por ejemplo, puede inducir el blanqueamiento de corales, alterar su ADN y afectar el desarrollo de organismos marinos, incluso en concentraciones muy bajas.
Otros filtros, como el octinoxato, también han sido vinculados a infecciones en las algas simbióticas que los corales necesitan para vivir. El resultado, de nuevo, es el blanqueamiento y la muerte de los corales.
Por eso ambos, entre otros, están prohibidos en lugares como Hawái, Palaos o Aruba.
Por si fuera poco, aunque nos los venden hasta en farmacias, hay investigaciones que sugieren que ciertos filtros químicos pueden actuar como disruptores endocrinos en humanos.
El enlace anterior es de Nicolás Olea, que no es un influencer que lee Wikipedia, no. Lleva su vida dedicada a la investigación cienctífica en torno a los efectos disruptores de diversos componentes sintéticos y plásticos.
Por todo esto, la recomendación es optar por protectores con filtros físicos o minerales, como el óxido de zinc no-nano. Filtros que actúan reflejando los rayos del sol desde la superficie de la piel, que no penetran ni en nuestro cuerpo ni en organismos marinos y, por lo tanto, son una opción segura tanto para la salud humana como para el entorno.
Así que aunque son más blancos y pueden ser más difíciles de aplicar, el cambio vale mucho la pena.
Y la verdad es que aunque yo llevo semanas usando el filtro solar SFP 50 a diario para la cara, nadie lo ha notado. Es una crema bastante densa, pero se funde enseguida con el calor de las manos y el efecto es muy discreto. Y en el calor de la playa se hace mucho más fina y fácil de aplicar.
Como verás, el fluido con SFP 30 es una leche ligera que se aplica la mar de bien:
Y te tengo una muy buena noticia: Solo por tres días (del 13 al 15 de mayo), Matarrania tiene una promoción de 2x1 en todos sus productos solares. Al añadir un producto al carrito, se suma otro igual. Además, Con mi código ECOCOSMOPOLITA puedes disfrutar de un 5 % de descuento extra durante estos tres días. (Y al acabar la promoción, el código te dará un 10% en cualquier producto).
Respeto a las arvenses, por favor
Gracias a
de , llegué al artículo “¿Malezas o arvenses? Una propuesta conceptual para su manejo agroecológico. En él se propone abandonar la vieja idea de “maleza” y empezar a nombrar a estas plantas por lo que realmente son: arvenses, compañeras espontáneas que aparecen en los cultivos y, lejos de ser enemigas, pueden aportar mucho.Según explican, algunas arvenses protegen el suelo, mejoran su estructura, atraen polinizadores -como ya dijimos-, mantienen a raya ciertas plagas y contribuyen a una agricultura más resiliente.
No se trata de dejar que todo crezca sin control, sino de aprender a observarlas, comprenderlas y manejar con inteligencia lo que antes arrancábamos sin pensar.
Y es que la naturaleza es pura sabiduría.
Popurrí Ecocosmopolita
Si trabajas en educación o divulgación, o si simplemente quieres organizar una actividad sobre consumo consciente de la moda, aprovecho para recordarte que, junto a Paola Uscher y Juliana Maruri (de Boicot al Plástico), lanzamos hace poco el kit de cultivos de ideas Moda Incómoda. Es un recurso educativo para hablar de moda y residuos desde una mirada crítica, creativa y divertida. Lo compartimos con motivo del Día Mundial del Zero Waste, y para recibirlo, solo tienes que llenar este formulario.
Estoy leyendo el libro Reserva de Musgo, de Robin Wall Kimmererm una invitación a mirar con otros ojos a la pequeña naturaleza que nos rodea. Te dejo una pincelada:
Encuentro fuerza y consuelo en esta intimidad física con la tierra, la sensación de conocer los nombres de las rocas, la sensación de conocer mi lugar en el mundo. Sobre esta orilla salvaje, mi paisaje interior es un reflejo casi perfecto del mundo exterior.
Esta última frase me hizo pensar en el libro Niñapájaroglaciar de Mariana Matija. Hace más de un año lo leí en versión digital -porque no se había editado en España- y ahora lo tenemos por aquí gracias a Editorial Almadia. Y creo que tienes que leerlo… Es un libro precioso que nos recuerda nuestra condición de naturaleza y las redes secretas que conectan a la vida en todas sus formas. También es una invitación a transitar el luto por la innegable degradación de nuestro mundo. Precioso, triste y, al mismo tiempo, muy reconfortante.
No conocía la plataforma mobygratis.com y me parece algo que vale la pena compartir. Es un repositorio de música diseñado por el artista Moby, para impulsar proyectos de estudiantes y toda clase de creadores. Este año, la plataforma se ha renovado con más de 300 pistas inéditas y archivos multitrack de alta resolución, ideales para remezclar y adaptar. Todo sigue siendo gratuito y ético, pensado para creaciones sin ánimo de lucro y con libertad creativa total.
Tengo unas ganas locas de ir a Noruega desde que vi en Filmin el documental Las Canciones de la Tierra. La directora, Margreth Olin, rinde un tributo a su padre, reconociendo los paisajes que han sido parte de su vida, guiada por él. Ya te he dicho que en Filmin hay puras joyas, y que con el código ECOCOSMOPOLITA2025 tienes un 20 % de descuento en la cuota anual.
En la última carta te hablé de las reflexiones utópicas que surgieron en el workshop sobre consumo consciente del Festival Residu Zero. Hace unos días continuamos la conversación en un episodio del Podcast Rezero, donde estuvimos como invitadas Carmela Serantes de The Goood Shop, Juliana Maruri de Boicot al Plástico y yo. Escúchalo aquí —un poco en catalán, un poco en castellano—.
Utopías para el cambio. Encuentro virtual
Te invito al próximo encuentro virtual de este club postal, que será el próximo jueves 29 de mayo a las 18:30. Hablaremos, a raíz de estas conversaciones recientes, sobre utopías como herramienta de cambio. No dejes de ver la serie Hope!, que creo que nos dará mucha chicha. Contaremos con Carmela Serantes y Juliana Maruri, y probablemente alguna sorpresilla más.
Apúntalo en tu calendario → En el mismo evento está el enlace para asistir.
Para saber un poco de vuestro interés…
(Si tienes problemas para responder en la encuesta, puedes enviarme tu respuesta escribiendo a este mismo email. Me interesa mucho saberlo).
Ojalá te haya gustado esta carta sobre dientes de león, protectores que también cuidan a los mares, libros que nos abren los ojos y música libre, entre otras cosillas.
Nos leemos pronto, con protector solar y en un campo de flores, si es posible.
Yve
¡Qué alegría encontrarme con tus palabras otra vez, Yve! Aquí en Irlanda los dientes de león son los primeros valientes en asomar la cabeza después de las heladas de enero y se quedan tan a gusto hasta mayo, esperando que les soplemos la cabeza. Son fascinantes estas arvenses ;).
Un popurrí de ideas con olor a “flores libres”.
Es súper bonito ver como resonamos en tantos temas, Yve.
La cosmética ecológica es algo en lo que he estado investigando y probando últimamente, y justo he dado con los productos de Matarrania.
Los libros que mencionas los tengo en la lista, así que las daré prioridad en este verano. Ahora, estoy terminando otro de Robin Wall Kemmerer.
Bueno, y muchas gracias por la mención, me encanta esto de descubrirnos temas e inspirarnos colectivamente.